El carácter popular
de este certamen se nota en la afluencia de personas de todo calado, que buscan
en la hondura y la sencillez las esencias del mejor arte. Aquí lo hallan. Por
eso este año comenzamos con un encuentro festivo, lúdico, con numerosos
artistas, y, asimismo, con la gastronomía como parte crucial de esta música
ancestral.
Además,
concordamos que merecía, esta edición, un cartel de lujo, y así lo tuvo el
festival, con una obra de Carlos Montero
que señala el papel de la mujer y de la guitarra en el cante de manera
particular. Con un hiperrealismo fuera de serie llamó la atención de quienes la
contemplaron.
Ese primer día
estuvieron artistas de la talla de Paquito
Sánchez o Bastián Contreras, además de la familia de los Fernández, con el gran Antonio al frente, con su magnífico
hacer con su guitarra. Artistas del Ballet
recordaron la fuerza del festival y a Sebastián Escudero, que estuvo, lo
reiteramos, muy presente durante estas jornadas.
El sábado fue uno de los platos fuertes, con un Pitingo que convenció a propios y extraños. “Mestizo y fronterizo” es el título de su espectáculo: donde ha ido ha triunfado.
El sábado fue uno de los platos fuertes, con un Pitingo que convenció a propios y extraños. “Mestizo y fronterizo” es el título de su espectáculo: donde ha ido ha triunfado.
Espacio y tiempo se aliaron para disfrutar de una noche maravillosa en la que Miguel de Tena, una de las mejores
voces flamencas del mundo, provocó las delicias de los conocedores de este
arte.
El domingo se
consagró al baile, con una hermosa actuación de la Academia de Baile Hermanas Barba, de Arcos de la Frontera, así como
con una muy meritoria intervención de las componentes de la Escuela de Danza y Flamenco del Centro de
Artes Escénicas de Torre Pacheco.
El lunes fue una
noche trepidante, con el trovo como protagonista, y con Pedro El Cardoso y sus más allegados como exponentes de la mejor
repentización regional. Aprendimos mucho, y, fundamentalmente, compartimos
sentimientos y gozos por un arte histórico y con bastante enjundia en la región
murciana, con varias escuelas formativas incluso. Repasamos valores, conceptos
y, como no podía ser de otro modo, con ejemplos muy didácticos. Fue una fortuna
tenerlos en el recinto de la Peña
Flamenca.
Uno de los días
más significativos y atractivos fue el del Pregón, a cargo de Antonio Fernández Díaz, “Fosforito”. Se
presentó en un formato excepcional: una entrevista pausada, a cargo del
director de nuestro festival, Juan Tomás
Frutos, en la cual salieron a la palestra aspectos íntimos de Fosforito, su
relación con el certamen y, específicamente, con Sebastián Escudero. Definió la
pureza del flamenco, de sus palos, recalcó que la vida es emoción, se ganó al
público con algunos versos y, fundamentalmente, con su verbo, con el cariño que
transmitió.
Esa misma noche
actuó la Orquesta Sinfónica de la Región
de Murcia, teniendo como solista a Carlos
Piñana, que interpretó varias de sus obras, acondicionadas a un sinfín de
instrumentos que sonaron de manera estelar. Por otro lado, la interpretación de
Pedro “El Granaíno”, acompañado a la
guitarra por Antonio de Patrocinio y
Antonio Carrión, marcaron el tramo final de una velada inolvidable.
El miércoles fue consagrado al homenaje a Lola Flores, a título póstumo, por su contribución a sus versiones tan particulares del flamenco. Nadie de su entorno vino a recoger la medalla de oro concedida por el Festival y su Peña, pero la alocución de Juan Tomás Frutos se ganó a un público incondicional de La Faraona.
El miércoles fue consagrado al homenaje a Lola Flores, a título póstumo, por su contribución a sus versiones tan particulares del flamenco. Nadie de su entorno vino a recoger la medalla de oro concedida por el Festival y su Peña, pero la alocución de Juan Tomás Frutos se ganó a un público incondicional de La Faraona.
Fue una
noche muy intensa con las actuaciones de Samuel
Serrano, Jesús Méndez y David Palomar, que mostraron por qué están entre
los mejores talentos de España. Los acompañaron a la guitarra Paco Cepero, Antonio Carrión y Pascual de
Lorca.
Ya en el jueves
se difundió una visión extraordinaria del baile. Habíamos tenido un anticipo el
domingo anterior, mas lo que disfrutamos esa noche corroboró todo lo que
sabíamos: hay mucho arte también en este perfil del flamenco.
La Compañía de Baile de Mónica Fernández y
Pol Vaquero (que dieron una clase magistral por la mañana) sacaron un hermoso brillo al tablao y
a la noche ferreña. Nos deleitamos igualmente con la intervención especial de Antonio Canales.
Las guindas las pusieron las actuaciones de María Mezcle, con la guitarra de Pascual de Lorca, y de Antonio José Nieto, Melón de Oro de 2018, una de las voces más acreditadas del panorama actual.
Llegamos al viernes, y a la tan esperada semifinal. Un total de 9 artistas se enfrentaron a la honda selección. Venían de más de 500 que se presentaron durante los meses precedentes, de los casi 40 que llegaron al patio de la Peña entre Junio y Julio, de los cuales quedaron esos 9, tan extraordinarios. Para el día siguiente solo permanecerían 5. El artista invitado de esa noche fue Alberto Sánchez “El Almendro”, edulcorado por la guitarra por Antonio Fernández “El Torero”.
Las guindas las pusieron las actuaciones de María Mezcle, con la guitarra de Pascual de Lorca, y de Antonio José Nieto, Melón de Oro de 2018, una de las voces más acreditadas del panorama actual.
Llegamos al viernes, y a la tan esperada semifinal. Un total de 9 artistas se enfrentaron a la honda selección. Venían de más de 500 que se presentaron durante los meses precedentes, de los casi 40 que llegaron al patio de la Peña entre Junio y Julio, de los cuales quedaron esos 9, tan extraordinarios. Para el día siguiente solo permanecerían 5. El artista invitado de esa noche fue Alberto Sánchez “El Almendro”, edulcorado por la guitarra por Antonio Fernández “El Torero”.
Ambiente inefable
Arribamos al sábado, a la Gran Final, con unas intervenciones de soberbia calidad, de enorme altura, que hicieron que el Jurado lo tuviera muy difícil a la hora de resolver. Una noche intensa, con el recinto lleno de gente, con primeras autoridades, y, sobre todo, con un ambiente inefable, que se disfrutó muy mucho.
Arribamos al sábado, a la Gran Final, con unas intervenciones de soberbia calidad, de enorme altura, que hicieron que el Jurado lo tuviera muy difícil a la hora de resolver. Una noche intensa, con el recinto lleno de gente, con primeras autoridades, y, sobre todo, con un ambiente inefable, que se disfrutó muy mucho.
De nuevo el Ballet de Lo Ferro repartió belleza, hermosura y resolución: se ubicó donde siempre ha estado, a años luz de rutilancia. Interpretó un espectáculo impecable, que despertó numerosos aplausos y vítores. El título fue “Las Cervantas”: rescata la importancia del papel de la mujer en el arte. Como en ediciones anteriores estuvieron geniales. Por cierto, y esto es muy relevante, se rindió homenaje en esta velada a la Ciudad de Cádiz, origen de artistas extraordinarios en numerosos territorios.
Llegado el momento de conocer los premios, éstos, como es habitual, se presentaron de menor a mayor calado. Finalmente, supimos que Anabel Rodríguez Rosado, de Sevilla, fue la ganadora del Melón de Oro, que viene acompañado de un cheque de 12.000 euros. Esta cantaora se hizo el año anterior con el Molino de Lo Ferro, que en esta ocasión fue para Emilio Serrano, que versificó una letra del compositor Andrés Patón.
Los otros tres distintivos fueron para Eduardo Hidalgo, Fuentes Pavón y Campos Jaime, en el ámbito de los Cantes Básicos, de los de Levante y de los Aflamencados, respectivamente. La dotación de estos galardones es de 2.000 euros.
Como colofón, al día siguiente, misa flamenca y los
reconocimientos a todos los que han hecho posible que este certamen brille
tanto como la Luna, una gran inspiradora para un arte intangible e inmaterial
de la Humanidad entera. La gratitud de quienes tenemos alguna responsabilidad
es infinita.