“Se oyen sonidos que agarran el alma. Vienen cantos
de ancestros que motivan corazones y mares. Es el Festival de Lo Ferro, que
luce por todos los lares.
Hemos abierto la puerta de un mundo mágico que sueña
contigo, que briega con ser, que elucubra son sentirse a tu lado. Siempre
pensamos en ti.
Todo tiene sentido aquí, con vosotros, con ustedes, ahora y siempre. Tenemos el orgullo de defender el Patrimonio Intangible de la Humanidad.
De nuevo, sí… Una voz se percibe, se aproxima… Una
guitarra prepara los mejores acordes… y acompaña… Y el baile nos envuelve en
busca del Molino de Lo Ferro y del Melón de Oro, que paladeamos en noches
infinitas, en una suerte emocionada.
Se escuchan los sonidos de la 39 edición, y ahí
estamos para actuar y para aplaudir, para ser un solo cuerpo con matices, con
luces, con recreos. Se enciende el Patio, pisamos el albero, esbozamos una
sonrisa… y empezamos ya. ¡Va por ustedes!”
Con estas palabras abríamos un certamen que se ha
caracterizado por una enorme afluencia de público y por el agrado de las
diversas actuaciones programadas.
Digamos, antes que nada, que el cartel de este año lo fraguó el artista cartagenero, emplazado en Murcia, Gaby Guillén, un pintor con una visión del denominado Pop Art muy especial, que plasmó desde su perspectiva el cosmos flamenco. Con un uso del color y del dibujo muy peculiares ha hecho una de las portadas, de los pórticos, más sugerentes de este festival, que se desarrolló entre el 21 y el 29 de Julio.
Talleres
Talleres
Las primeras actividades, como suele ser habitual, fueron en el emblemático escenario del Mesón Melón de Oro, sede de la Peña. Escuchamos, embobados, una magnífica conferencia, titulada: “Los Sonidos de la tradición. Patrimonio Sonoro de la Región de Murcia”, a cargo del documentalista, experto en estos temas, y colaborador de RNE, Tomás García.
Pocas charlas como éstas han satisfecho tanto al público presente, que guardó un respetuoso silencio viendo como los sonidos han imbricado la vida del ser humano desde tiempo inmemorial. El broche de oro lo puso la Cuadrilla Antigua.
El martes fue uno de esos días que nadie podrá olvidar. Se rindió homenaje a la Academia General del Aire con motivo de su 75 aniversario. De nuevo, el recinto se llenó de un público que no quiso perderse un acto tan entrañable y formal a la vez, sobre todo porque estuvo acompañado del pregón inaugural, a cargo, como no podía ser de otro modo, del Coronel-Director de la AGA, Miguel Iborra Ruiz, que dibujó la vida militar y su vínculo con la civil de una manera excepcional. Tuvo alusiones compartidas y bien hilvanadas entre el flamenco y la existencia castrense. La Unidad de Música de la AGA fue salpicando temas y melodías hasta tal punto que lucieron un espectáculo único y difícil de superar. Fue un pregón bien diseñado desde el punto de vista formal y con unos cimientos afectivos extraordinarios.
El miércoles fue clave en la semana. Lo fue por muchos motivos. Se rindió un sentido homenaje al gran guitarrista Juan Carmona “Habichuela”, a título póstumo. Su hijo, Antonio Carmona, recogió un galardón que estuvo envuelto de una gran emotividad, por lo que ha supuesto para el mundo del flamenco en lo personal y en lo profesional tan singular figura, según subrayó.
El viernes estuvo consagrado a la razón de ser del festival: el concurso. Actuaron los 7 finalistas, que aparecieron de lujo. Este año hubo un magnífico nivel. No en vano estos artistas fueron seleccionados entre los casi 40 que llegaron a las pruebas eliminatorias que se hicieron en junio y julio, los cuales habían sido cribados teniendo como base más de 400 que bregaron por estar en el Festival de Lo Ferro. La selección funcionó. La noche del viernes la cerró “El Bornolero”, que despertó pasiones entre el público.
Y llegamos a la final, con unas actuaciones desbordantes. Se hizo el previsto homenaje a la ciudad de Linares, donde se había presentado el mes anterior la programación ferreña. Los miembros de la corporación, con su alcalde al frente, Juan Fernández, recibieron la Medalla de Oro, así como varios presentes con motivo de ese reconocimiento, en el que se destacó la tradición y la historia flamencas de esta localidad de Jaén.
Antes de la entrega de los premios, hubo una actuación impecable del Ballet de Lo Ferro, que escenificó, con carácter de primicia, el espectáculo: “Aquellas mujeres… Las Sin sombrero”, en el que volvieron a glosar por qué son una de las compañías más reputadas tanto en España como en el extranjero.
La figura para recordar este año es la de Antonio José Nieto, de Córdoba, que consiguió el Melón de Oro. El jurado, en una selección que anduvo muy reñida, enunció la fuerza, la técnica y el buen hacer del ganador.
Con una voz prodigiosa
también, Anabel Rodríguez Rosado, de
Sevilla, obtuvo el “Molino de Lo Ferro”, que es el premio
otorgado para la ferreña mejor cantada.
El colofón a
toda una intensa semana fue la misa flamenca en la que no faltaron los dos
guitarristas oficiales, Antonio
Fernández “El Torero” y Antonio Carrión, a quienes acompañó Mercedes Carrillo.
En definitiva,
fue un certamen hondo y sencillo, como suele ser habitual, donde el público
representó, como siempre, el mejor papel. No en vano es la razón de ser del
festival.
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